¡Bendito linaje!… (suspiro profundo)… es la frase que da vida a mi sentir en este momento, en el cual, mi corazón se regocija entre fechas de celebración familiar. Es un momento mágico para brindar por los seres que nos han pasado la vida, por los faros que eternamente alumbran el camino que elige nuestro velero; brindemos por lo más grande y cantemos a la luz.
Hoy me deleito cantando a la luz que alegra cada despertar de mi existencia, y tomándola, experimento cómo se esponja mi corazón “…al sentir que la vida fluye en mí igual que ayer…”, como dice la melodía de Alberto Lozano.
De algo estoy convencida, los años seguirán haciéndose aún más sabios y mi alma brincará de amor recordando a mi papá tocar su guitarra. Vaya imagen celestial… siempre ha colocado armonía en mis tormentas, y en los días soleados; amplifica el gozo con sus notas musicales y su interpretación natural, elegante y entonada.
Hoy elijo cantar a la luz “en nota de gratitud sostenida”. Doy gracias al amor que todo lo integra. Gracias a todos los encuentros que conspiraron para abrir camino a mi origen sagrado, a este linaje que me ha dado una pertenencia.
Gracias amado padre, gracias amada madre, por unidos cantar a la luz desde hace 38 años. Y gracias a ti, querido Ángel lector, por haber llegado a fusionar tu voz en esta expresión de amor.