Las nuevas generaciones parecen estar atrapadas en un mundo binario. Sin embargo, así no funciona el ser humano. Por ello, es necesario renacer día con día.
Una mañana la maestra Julieta con tono optimista dijo a sus 35 alumnos:
— Vamos a aprovechar el mes de marzo para renacer.
Juan, el más inteligente de la clase dijo:
— Eso es imposible porque ninguno aquí ha muerto, renacer significa volver a nacer y aquí nadie se ha muerto ¿o sí?
Las risas de sus compañeros aprobaron la deducción tan elocuente de Juan, que como de costumbre, desafiaba a la autoridad.
Julieta lo miro y le dijo:
— Estoy hablando en sentido figurado. El renacer, digamos que es una capacidad que tiene el ser humano de re-inventarse; de volver a comenzar en lo personal o en lo profesional.
— Más a mi favor — contestó Juan, — nada que ver con nosotros. Para ser profesionales nos falta mucho.
Nuevamente, la cascada de risas bañó el aula. Julieta vivía a diario este tipo de intervenciones por parte del brillante Juan. Muy pocas veces podía iniciar la clase de inmediato, ya que Juan era el protagonista con sus bromas y constantes cuestionamientos.
Para la maestra Julieta ha sido muy estresante guiar al grupo con tanta interrupción. Y, en especial, le cuesta ubicar el potencial de Juan, porque es común que termine muy rápido sus actividades. Su letra es poco legible, tiene muchas faltas de ortografía y los exámenes casi siempre los deja sin contestar. Se enfada cuando se le pide que repita algo o anote las respuestas en su cuaderno o libro; siempre expresa que ya lo sabe, que nadie lo entiende, que todos están locos y que odia al que inventó la escuela.
Juan no es un caso aislado
Como muchos otros niños, Juan usa su lógica, viviendo en su mundo construido con base en la dicotomía. Sí ó no, conforme o no conforme, amo o no amo, bueno o malo. Su mente se ha entrenado como una máquina binaria, y en ese mundo se estrecha la intuición; ese poder insólito y salvaje del espíritu.
En este mundo binario, los grandes controladores humanos observan, analizan, clasifican, rechazan y aceptan en serie; y creen que así se pone orden en el universo.
Ahora sabemos que el cerebro es analógico, y que siempre lo ha sido. Aunque no se le ha dado tanta importancia a su desarrollo. Si el cerebro puede funcionar de forma analógica, puede trabajar no solo con una realidad externa, sino al mismo tiempo con una realidad interna.
Para un niño como Juan, es de gran utilidad practicar con las analogías que lo dirijan a comprender cómo funciona su cerebro. Así, logrará superar la ambivalencia que existe cuando, por un lado hay una inteligencia desarrollada, y por otro resultados académicos bajos. Da la impresión de que hay dos niños en uno o… un niño dividido en dos. Y si ofrecemos un punto de vista, este es que hay un niño dividido al que se puede integrar, ofreciéndole herramientas que lo conduzcan al bienestar consigo mismo, unido, equilibrado y en paz.
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¿Cómo renacer a nuestros niños?
Hacer funcionar al cerebro como una máquina analógica, implica practicar con tres aspectos básicos:
1.- Saber que ante un objeto o suceso existen diferentes observadores y que cada uno construye su realidad.
2.- Que todo cuanto existe se relaciona y regula de manera funcional si se gestionan las cargas emocionales.
3.- Conocer al ser para llevarlo a una evolución que implica movimiento y cambio constante.
La metodología SAyDI hace un recorrido analógico al interior de los sistemas familiares de los alumnos ,y de ellos mismos, usando el cuento como un recurso didáctico. Este método no amenaza al sistema de creencias; por el contrario, logra activar la maquinaria analógica e intuitiva que porta el espíritu humano. Así, ampliamos la conciencia y evitamos etiquetas y diagnósticos que pongan en juego los talentos, la seguridad y el amor propio de los alumnos.
Los creadores de la metodología SAyDI atendiendo a la norma 035 imparten entrenamientos especializados a escuelas, empresas, profesionistas afines a la educación, padres de familia, niños y adolescentes.
