Una educación que cultiva la satisfacción que se siente ante el logro de metas, sueños y objetivos; provee a los alumnos los recursos para hacer frente a un mundo en constante cambio. Esto es, la “cultura del logro”.
Muchas veces no logramos que nuestros hijos hagan algo tan simple como:
- Asear su habitación
- Dormir a una hora adecuada
- Alimentarse bien
- Pasear y limpiar a las mascotas (en caso de tenerlas)
- Regular el tiempo que pasan utilizando sus dispositivos.
Y, derivado de esto, surgen desacuerdos y conflictos que más adelante van a proyectar en otras áreas de su vida.
Uno elemento imprescindible para mantener el interés, y sostener la fuerza de voluntad desde la infancia, es conducir al niño a disfrutar del camino que recorre para llegar a los objetivos. De esta forma, logrará modular la frustración.
No basta con que los padres y educadores hagan comentarios halagadores con la intención de impulsar al éxito. Es decir, motivando por medio de un cuadro de honor, premios, diplomas, medallas etcétera. O, por otro lado, usando la comparación, las calificaciones y ofreciendo privilegios solo a los que logran destacar.
El éxito no radica en lograr algo, sino en disfrutarlo, vivirlo, amarlo y sentir la libertad de manifestarlo de una manera diferente.
Dirigir a las nuevas generaciones al éxito consiste en guiar a su mente hacia la realización de actividades, día a día, hasta lograr que manifiesten sus habilidades y talentos.
El arte de aprender
Cuando de aprendizaje se trata, hay considerar la importancia de encauzar todo el potencial que tiene el cerebro, a la práctica del logro y a la gestión emocional. Las emociones tienen un papel relevante en la realización de metas, objetivos, planes y proyectos. Por ejemplo, un chico al que no se le dirige en casa para formar hábitos como: dormir lo suficiente, limpiar y ordenar su espacio y su persona, regular el placer, manejar la obsesión por tener cosas, etcétera; en la etapa adulta, no sabrá cómo erradicar ciertos patrones en su vida como:
- Adicciones de todo tipo
- Tendencia al fracaso
- Vivir en estrés innecesario
- Dificultad en sus relaciones
- Inestabilidad laboral
En la actualidad, los padres y educadores requieren ser los principales promotores en la motivación, el interés y la concentración; a través de cultivar en las nuevas generaciones una disciplina que promueva una cultura del logro. Ya que esta desarrolla habilidades y competencias emocionales, que tienen que ver con el cumplimiento de compromisos que se adquieren. Por ejemplo: el cumplimento de la palabra o entregar lo que se acuerda en tiempo y forma. Estas, son algunas de las más valiosas y apreciadas en una sociedad que está en evolución constante.
El poder de las palabras
Parafraseando el dicho popular que dice “en el pedir está el dar”, vamos a contemplar el efecto que tiene el lenguaje en el cerebro, y cómo este influye en la motivación y disposición para hacer algo.
Iniciemos comprobando el efecto que causa repetir en la mente tres de las frases más usadas por la mayoría de las personas: -tengo que…-, -debo de…-, -necesito…-
Ejercicio
Cierra tus ojos y repite cualquiera de las frases anteriores, agregando lo que planeas hacer en un día. Por ejemplo:
-TENGO QUE… terminar las 3 cotizaciones que me pidieron-.
-DEBO DE … comer menos harina-.
-NECESITO… llevarme bien con mi hermana-.
Ahora capta qué pensamientos llegan y qué sensación surge en tu cuerpo. Cierra los ojos nuevamente y cambia las frases que elegiste por:
-QUIERO entregar las cotizaciones que me solicitaron-.
-ESTOY DISPUESTO/A a comer menos harina-.
-HAY afecto entre mi hermana y yo-.
Deja que lleguen pensamientos y sensaciones. Compara ambas experiencias.
Date cuenta que con el cambio de pensamiento, llega la sensación de ligereza en el cuerpo. Esta transformación ocurre porque la vibración de estas palabras crean y transmiten información directa y clara.
El cambio en el lenguaje cotidiano ayuda a mantener el interés, a sostener la voluntad y a crear autonomía. Estos, son elementos básicos que intervienen en la cultura dirigida al logro. En este sentido, la mayoría de las frases que las personas utilizan para motivar tienen una connotación ambigua, negativa, y condicionante.
Observa las siguientes frases:
“Eres inteligente, PERO NO QUIERES esforzarte y estudiar más”. Se da por hecho que la persona no quiere.
“Tú puedes, solo que TE DISTRAES con cualquier cosa”. Orden que va directo al inconsciente.
“Si terminas rápido VAS A GANAR puntos”. Condiciona.
“TE FALTA repasar échale ganas y verás que logras…”. Fija la carencia de algo.
“No te desanimes, lo que TIENES QUE HACER es… verás que tus papis van a estar muy orgullosos de ti”. Obliga y condiciona.
Si quieres saber cómo puedes comenzar a implementar esta cultura en tu familia, te recomendamos leer esta nota.
El ADN en la cultura del logro
Hoy sabemos, gracias a la investigación sobre el ADN de Peter Petrovich Gariaev Sc D, en biología de la Academia Médica Tecnológica de Rusia; que nuestras moléculas de ADN son antenas que responden a la estructura lingüística. Lo que significa que la palabra modifica el genoma.
Este descubrimiento nos permite inferir que los seres humanos pierden el interés, desisten, o no logran las metas establecidas por pensamientos limitados, repetidos y que envían órdenes incoherentes, confusas, y distorsionadas a sus células.
En la escuela SAyDI, cuando las guías (maestras) escuchan que los alumnos utilizan frases que hacen perder el interés y la motivación como: -no puedo, -no lo voy a lograr, -es difícil-, -no me gusta-, -no me quedó tan bien como a…-, -no quiero-, -es aburrido-, -no entiendo-, etcétera; fomentan y motivan por medio del lenguaje haciendo preguntas como:
- ¿Qué te parece si lo intentas otra vez?
- ¿Explícame claramente qué es lo que no te gusta?
- Detente un poco, relájate; tú lo vas a lograr.
- Veo que te gusta y lo disfrutas.
- ¿Estás satisfecho con lo que hiciste?
Se trata de un lenguaje transformacional que hace cambios permanentes en la mente de los alumnos, fomenta la automotivación, desarrolla la autoestima y conduce a la satisfacción de aprovechar al máximo las diferentes actividades.
¡En la Escuela SAyDI te ayudamos a lograrlo!