En la actualidad, la crisis que la pandemia ha desatado a través del bombardeo masivo de información, acerca de que la muerte pronto visitará tu hogar, está paralizando y bloqueando la energía creativa innata del Ser. Pero puedes recuperarla por medio dela relajación.
La alegría está en exilio, mientras que el miedo es la autoridad encargada de interpretar los mensajes que giran en torno a estos tiempos. Tiempos en los que pareciera que hay que huir del otro, de los otros; para vivir.
La preocupación de cómo continuar en estas circunstancias aumenta el estrés, imposibilitando a la personas a encontrar soluciones diferentes de las del aislamiento. De hecho, la palabra más utilizada por la mayoría de las personas inicia con preocupación: me preocupa…
La palabra en sí tiene un significado etimológico que nos invita a detenernos ante la impulsividad por querer hacer algo anticipadamente. O bien, simplemente a dejar de preocuparnos y ocuparnos de lo esencial, que es recuperar nuestro estado natural; es decir, el de la relajación. Relajar tu sistema nervioso te permite intuir, en lugar de interpretar.
Por el contrario, la preocupación nos conduce de manera más rápida al estrés y a sus síntomas físicos y psicológicos; mientras que la relajación nos conduce a un alto estado de sensibilidad y receptividad natural, lo que repercute en un mayor enfoque desde cada una de las células de nuestro cuerpo. El gasto de energía es mínimo y da resultados positivos en nuestro estado general, en especial, en el psicológico.
¿Preocupación o relajación?
¿Cómo quieres vivir esta actualidad? Preocupado, o relajado. La responsabilidad es tuya; y todos los que se encuentran en aislamiento contigo, sobre todo si se trata de niños, estarán recibiendo los efectos de tu elección.
Al practicar la relajación, nos centramos en nuestro interior y conseguimos escucharnos a nosotros mismos, observarnos sin prejuicios y tomar consciencia de cómo queremos vivir. Nuestro cuerpo y mente trabajan en total armonía, la alegría regresa y nos sentimos llenos de energía y vitalidad.
Si accedes a tu propio sistema emocional y sabes cómo conducirlo hacia el bienestar y hacia la relajación, la mente se desacelera y puedes ver el panorama más amplio. Se está en disponibilidad para acompañar a otros, en especial a tus hijos.
Si deseas como yo, que este mundo sea mejor, empecemos mejorando nuestro mundo interior.