Estamos por celebrar la llegada de la primavera donde la vida resurge en todo su esplendor, las plantas dan flores y frutos, generando abundancia. Es una época en la que simbólicamente nuestra existencia también es invitada a renacer para que florezca y fructifique.
El renacer significa volver a nacer o recobrar fuerzas; esta palabra, de origen indoeuropeo, significa engendrar, nacer, hacer y, por supuesto, transformarse. Es una palabra tan poderosa como la vida misma; por eso cuando alguien siente que renace, se está rehaciendo, se está transformando.
Cuando hacemos un proceso de renacer, podemos empezar de nuevo, una y otra vez. Tal y cómo lo hace una semilla, que brota en primavera y florece con todo su esplendor.
Qué importante resulta entonces que una escuela enseñe a renacer a sus alumnos. Aún más si lo hace en la etapa más importante para el ser humano que es la niñez.
En la escuela SAyDI sabemos que “todo es aprendizaje y siempre va acompañado de una respuesta emocional”
El aprendizaje de un ser humano inicia desde el vientre materno y es un proceso continuo.
Hay aprendizajes que dejan una experiencia agradable y están asociados a emociones positivas. En cambio hay otras experiencias que marcan emocionalmente a las personas y es importante aprender a reconocerlas y gestionarlas.
En el aprendizaje formal académico se lleva a cabo por ensayo y error. Por esto es vital desarrollar habilidades que permitan superar la frustración y la reacción emocional adversa ante la falta de comprensión hacia algún tema.
Gracias a la neurociencia hoy sabemos que podemos reescribir los patrones en nuestros cerebros, modificando nuestra conducta en la vida. Así podemos dejar de reaccionar y empezar a actuar conscientemente.
Podemos renovar nuestro cerebro.
El cerebro está formado por millones de neuronas encargadas de la recepción y la respuesta a los estímulos del entorno. Las neuronas son células que tienen la capacidad de transportar información en forma de impulso nervioso. Gracias a las conexiones entre neuronas, llamadas sinapsis, esta información puede viajar de un lugar a otro del organismo.
Por ejemplo, cada vez que estudiamos y vivimos una experiencia ya sea favorable o adversa, se crea una sinapsis que contiene la información del tema y la asocia a la emoción experimentada y queda grabada como un patrón.
Afortunadamente la neurociencia descubrió que el cerebro tiene neuroplasticidad. Es decir la habilidad para crear nuevas redes neuronales, adaptar las anteriores y crear un nuevo patrón.
Esto quiere decir que podemos revivir una experiencia pasada adversa con una nueva visión. Podemos eliminar la carga emocional y renovar nuestra autopercepción para iniciar un nuevo proceso de aprendizaje con una actitud basada en la confianza.
La escuela SAyDI cuenta con una metodología basada en neurociencia e inteligencia emocional. Aquí enseñamos a los alumnos a reconocer y gestionar sus emociones para renovar su confianza cada día. Esto genera un ambiente sano y libre de estrés donde el aprendizaje fluye con facilidad y gozo.
No lo pienses más, esta primavera es el momento adecuado para elegir la escuela que enseña a tus hijos a renacer y florecer con todo su esplendor.